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Argentina /

LLEGANDO AL FINAL

Ya estoy llegando a una de esas partes del mundo donde el ego del ciclista viajero se resume en un puntito del mapa llamado Ushuaia, si no llegas allí parece que no hayas terminado algo, yo a día de hoy debo decir que no tengo nada claro dónde voy a terminar, mi ego escupe otras preferencias, otras necesidades, este puntito ya no está en mi mapa, sino que está en mi corazón y también en mi roto bolsillo.

Ahora más que nunca mis decisiones son el día a día, aunque, no quisiera que todo esto oscurezca mi bella realidad.

En este momento, después de mi última crónica, cuando aún soñaba de otra forma, tan distinta, que incluso era capaz de medir el placer de mis días. Mis últimas palabras, y como siempre mal escritas en este medio fueron desde Talca Chile, de allí salí acompañado de Manolo, ese holandés tan flamenco, con el me bañé en el Pacífico, con el acaricié la belleza de los 7 lagos en el lado argentino, y desde allí volví a mi soledad.

De nuevo hacia los vientos, viento y soledad, aunque la verdad la palabra soledad debo aceptar que parece no existir en mis días, lo digo así, porque poco después de ir sufriendo los triqui traques de la carretera Austral, donde mi cuerpo se mezclaba con el sudor, el viento, el desorden, y claro! La libertad, todos esos ingredientes que hacen que lo único verdaderamente real sea mi vida.

MI VIDA

MI VIDA

Los días pasaban sin pausas como siempre, yo saboreaba la magia de las montañas y al mismo tiempo el rugir de las aguas del inmenso rio Futalefú, entre todo esto mis posaderas y la pobre Halima sufrían los ataques directos de las malas carreteras de tierra, aunque por aquel entonces cada suspiro era como un sueño real, soñar en este mundo que tantas veces me parece tan maravilloso que es como vivir en un mundo de fantasías.

Siempre hacia el sur, hacia esos lugares donde el viento se adueña gratuitamente de todo lo que te pertenece, donde la lluvia y el frío demasiado a menudo te recuerdan aquella maravillosa frase, “Las bicicletas son para el verano”

Y ya completamente perdido en esta esencia envuelta de olores y belleza allí estaban ellos, sentados al borde de la carretera, Miri y David, dos canarios con dos bicis, bueno, mejor dicho, dos hierros con ruedas, y de colores terriblemente feos, allí estaban ellos, regalándome la mejor de sus sonrisas, aquel preciso momento sería el preludio de aquello que nos hace sentir tan bien, una bella y sincera amistad.

MIRI Y DAVID

MIRI Y DAVID

Con ellos volví a cruzar los Andes, saltando de aquí para allá como las llamas, las vicuñas o los mismos guanacos…, eso sí, sin tanta belleza claro!

Con ellos compartí, frio, lluvia, pasiones… pero sobre todo millones de fieles sonrisas, sus “hierros” con ruedas, cada día soportaban los achaques de la dura carretera Austral, hoy se rompía esto, mañana aquello, pasado lo otro, en fin, un nunca acabar, pero ellos seguían allí demostrándome cada minuto que donde ponen la vida también vuelcan la pasión, y es así como llegamos hasta Villa O´Higgins, un punto casi sin retorno y el final de la famosa carretera Austral, allí Miri y David con más alegría que pena regalaban sus bicis a los niños del pueblo, para continuar su lindo viaje a pie, cuando los vi partir mi corazón se encogió y todo mi amor por ellos se traduciría en un enorme respeto hacia todo el enorme esfuerzo que habían hecho, gracias mil por haber compartido ese maravilloso cuento de hadas conmigo.

Mientras, para mí y Halima, todavía quedaba un tramo que a día de hoy puedo hablar en primera persona, esta parte de tierra que separa dos lagos y que te devuelve hacia Argentina, no es nada más que aquello que te rompe todo lo que puede dentro y fuera de ti, y eso sin hablar de lo que llega a sufrir una bicicleta cargada como Halima.

Un camino estrecho, tan estrecha que la bicicleta apenas pasa, lleno de piedras, raíces, barro y soledad, una prueba constante durante todo un largo día, ni un respiro hasta que tus ojos no llegan a ver las aguas del lago del Desierto, allí otro barco espera, y sin más aliento para consumir, confuso y lleno de emociones, alegrías y decepciones te das cuenta de la razón que tenia Gandhi cuando dijo “Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado, un esfuerzo total, es una victoria completa”

VICTORIA COMPLETA

VICTORIA COMPLETA

Al llegar al otro lado del lago, el frío y la lluvia me recordaban que mi cuerpo estaba desgastado, pero no así mi voluntad de seguir luchando, en aquel momento pensé, este tramo no me ha gustado, cansado de tanto pensar me dormí temblando…

Al día siguiente, con todo el material haciendo ruido, y Halima herida en la batalla, yo en silencio ya había olvidado, una sonrisa viajaba en mi cara, lo hacía porque me sabía cerca de un lugar del que hacía muchos años que quería volver, El Chaltén, refugio de una de mis grandes pasiones, el Cerro Torre, para mí una de las montañas más bellas del mundo.

Llegar al Chaltén no fue fácil, esa parte de la carretera si se le puede llamar así, donde el ego parece estar por encima de todo y la fluidez del placer desaparecen para dar paso al dolor entre raíces, agujeros, barro frio etc. Esa misma parte donde tuve que encontrar muchas razones para no dejar de admirar la belleza de las montañas, esas mismas que son capaces de transformar cualquier sentimiento en la más profunda realidad.

El Chaltén, un regalo inmenso, un sueño nevado, donde el cielo pinta de colores las montañas, donde la paz contrasta con el profundo dramatismo de los glaciares, y todo esto solo para decir que me siento feliz de estar donde estoy, de fluir con lo que siento, de imaginar aquello casi inimaginable, esa clase de vida que solo te lleva donde realmente quieres ir, porqué? Porque simplemente es la ilusión de creer en todo aquello que parece no ser posible de creer, sentir el corazón acelerarse, el pulso correr, perder la mirada, hasta sentir el aroma que brota a través de tu piel.

A TRAVES DE MI PIEL

A TRAVES DE MI PIEL

Ahora empezará bien pronto otro viaje para mí, saldré de este utópico fin del mundo con las alforjas llenas de todo aquello que me hace sentir más humano, ni mejor , ni peor, simplemente me llevo todo aquello que hoy por suerte aún no se puede comprar.

Hoy las estrellas brillan sobre mi cansada cabeza, esperando de nuevo que el viento haga de las suyas, dejé esos maravillosos lugares lleno de tristeza y amor, ya no sé si mañana quiero despertarme o seguir soñando, pero lo que sí que haré, será seguir lanzándome al vértigo de lo extraño e inaccesible, quien sabe si algún día habrá un final fantástico.

Silencio! Aquí en el sur austral aún me espera otra belleza, el Perito Moreno, mis problemas pueden esperar, o como siempre sin motivo alguno dice mi amigo Jorg, “esto no es sexy”.

Viento patagónico se que sigues ahí, se que querrás vencerme, pero quiero recordarte que si mi ego y yo llegan a fusionarse, encontraré la verdadera esencia y unidad que llenarán todos los vacíos de mi soledad, y estoy seguro que conseguiré encontrar el rumbo que me lleve hasta el final.

QUIEN SE PIERDE EN SU PASIÓN, PIERDE MENOS QUE EL QUE PIERDE LA PASIÓN.

SALUD Y BUEN CAMINO, NANDO

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