Proyecto solidario contra la pobreza infantil

Namibia /

JOHANES JAY JAY

JOHANES JAY JAY

Aquel olvido de ciudades africanas lo recupero cerrando la página de mis miserias pasadas en la capital más comercial.

Pero hoy me gustaría apartar el velo de la dulce cara y poder ver el lado amargo y sórdido de la miseria.

Cuando uno se desplaza desde la luminosidad de las calles y dejando atrás algunas antiguas construcciones, poco a poco uno se encuentra con otro tipo de ciudad, entramos en territorio town ship, un inmenso cuadro naif de mucho colorido y casas de lata.

El town ship es la cuna de esos lugares que tan a menudo nos aferramos en hablar de violencia, de desastres, porquería… En fin todo lo malo!.

Es cierto que allí se vive diferente. Es cierto que los fines de semana, los Shebenees (bares ilegales), son el mejor lugar para matar las penas con duros alcoholes locales, no lejos de allí la muerte espera pacientemente en cada esquina.

Es cierto que este gran barrio se extiende como un gran gusano de metal, color y porquería, lo hace anárquicamente por unos 15 km.

Es cierto también que los blancos los empujaron hacia allí durante el apharteid, pero yo no quiero hablar del pasado, quiero hablar del porque de mi presencia allí-.. ¿La razón? Simplemente ayudar!.

Y gracias a la colaboración de Xavier Ramells, Jaume y Elisabet, Juanky Tattoo, Joan Mark y Sara, Monika y sus amigas. Y a la vez fielmente escoltado por Fritz Zender de Michelle Mclean, childrens trust, pude recorrer las venas de estos lugares, y a la vez tener la gran alegría de ver que incluso todos los infiernos tienen su paraíso, que también hay alegría entre el dolor, que hay gentes que luchan titánicamente sin recursos, pero que en definitiva luchan, y es así como llegue hasta, Love Your Neighbour Orfanato.

Una sonora sonrisa golpeaba detrás de unos oxidados muros de lata, este lugar en realidad es triste, el agua lo inunda durante la estación de lluvias, pero la verdad es que uno es enormemente feliz de poder compartir la energía de los 150 niños que allí luchan gracias al enorme esfuerzo de la señora Alida y su delgado marido.

Ya he estado allí bastantes veces, y mi corazón arde de rabia y alegría cuando los niños gritan mi nombre con descaro, haciéndome a la vez vulnerable, y me siento enormemente importante de poder llegar hasta ellos, tocar sus heridas, intercambiar sonrisas, son maravillosos momentos de alegría mezclados de crudas realidades, y hay una en especial que quiero y debo de compartir con vosotros porque no soy lo suficientemente fuerte para soportarlo en mi soledad.

GAMBADA

Sin palabras...

Esta donación ha servido para comprar 1.200 kilos de comida, 600 paquetes de sopa y gas para que estos renacuajos tengan asegurada la comida durante más de 8 meses, y como siempre os lo agradezco enormemente, pero a la vez también ha servido y por mi propia decisión, y a petición de la señora Alida, para pagar el funeral de JOHANES JAY JAY, un niño de solo 14 meses, que murió dos días antes de que yo llegara allí por primera vez.

Macabra forma de ayudar os preguntaréis, la verdad es que no me importa lo que nadie piense, porque mi corazón nunca dudó cuando sus amiguitos me hablaban de él.

El pasado domingo, 29 de marzo, el día se levantó soleado, y a las 8 de la mañana me dirigí al cementerio para su funeral, una tristeza me invadía, aunque nunca lo conocí, lo pasé mal en algunos momentos, pero la inocente manita de uno de sus amigos era mi gran consuelo mientras luchaba por ser fuerte. Sentí un gran vacío, una gran emoción, una gran alegría, y la triste mirada de la madre era sincera y llena de agradecimiento hacia mi.

No conseguí quedarme por más tiempo y decidí marcharme sin palabras que gritar. JOHANES JAY JAY, 14 meses, no lo conocí, pero si que conozco a sus amiguitos que también están expuestos a todas estas injusticias que algunos demasiadas veces nos miramos de lejos.

El bien, el mal, lo justo, lo injusto, que más da, el pasado domingo todo cabía dentro de un pequeño y lindo ataúd que brillaba gritando esperanza para todos aquellos que aún tienen la suerte de poder respirar.

A lo lejos, aunque no mucho la luminosidad de los altos edificios de la capital, y no tan lejos otra realidad, donde el simple hecho de tener acceso al agua, es como poseer el mejor y más preciado tesoro.

150 niños necesitados gritan descaradamente mi nombre, y todo esto gracias a vosotros, prometo volver a tocarlos!

Y cuando la noche abre las puertas del mal, me escondo detrás de los altos muros, cierro los ojos, ha sido un día difícil para mi, un día feliz y puedo ver millones de piezas de azulejo de todos los colores brillar, es el barrio de Katutura, un enorme gusano de lata y color, tan cerca y tan lejos a la vez.

Con vuestro permiso dedicare esta crónica a todos los niños de Love Your Neighbour, Orfanato, y especialmente a JOHANES JAY JAY, estés donde estés, no hay lápida, no hay símbolos, y en su certificado de defunción decía: JOHANES JAY JAY, 14 meses de edad, muerte natural.

Paso página y me quedo con la sonrisa de sus amigos, y con esperanza yo continuaré abrazando el mundo.

SALUD Y BUEN CAMINO, NANDO.

LA MUERTE SOLO TIENE IMPORTANCIA EN LA MEDIDA EN QUE NOS HACE REFLEXIONAR SOBRE EL VALOR DE LA VIDA.

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