Proyecto solidario contra la pobreza infantil

Chile /

HACIA LOS VIENTOS DEL SUR

Los grandes y bellos arboles de Mendoza, ya dejaron de ofrecerme su agradable y fresca sombra, las gentes que tanto quiero en esta ciudad, en un abrir y cerrar de ojos, pasaron a ser un recuerdo, alegría y sabor amargo al mismo tiempo. En mi aletargada existencia, preparaba mis cosas con cariño para poder continuar de nuevo.

Miradas pérdidas, os buscaba pero no os encontraba, dentro de mí hervía una fuerte pasión, después de tanto tiempo volvía a la carretera!

Mendoza, otro de esos lugares donde me he podido sentir más humano, otro de esos lugares donde todos los que me ofrecieron su amor y gratitud, lo hicieron sin nunca pedir nada a cambio, y esto en mi lejanía debo decir que me aporta la energía necesaria para poder mover esta bicicleta. Un sueño digno de vivir, tanto que creo que vale la pena compartirlo siempre con los otros…

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Y por fin llego ese anhelado momento.”Cierra tus ojos pequeña que nos vamos de viaje”

Y así fue, como siempre puntual y con un extraño “ run run “ en lo más profundo de mi estomago, salí a esperar a mi querido Salva, busqué una sombra para escapar del fuerte sol, Valeria y Pablo, me hacían compañía haciendo que fuera como otro día normal y se lo agradezco de todo corazón, ellos fueron los últimos que vi en esta ciudad de Mendoza, a los últimos que bese, a los últimos que abrace, con los otros ya nos habíamos despedido a ritmo de asados, alegría y mucha amistad, ingredientes nada fáciles de cargarlos en mis pesadas alforjas.

Pero por allí llegaba Salva para alejarme de todos esos momentos, iba acompañado de Aram, un holandés que vive en Andalucía y que toca la guitarra como los mejores, seguro que nos esperaban muchas alegres veladas a ritmo flamenco.

Silencios, abrazos y besos, junto con dos pinchazos eran el preludio de nuestra primera jornada de viaje juntos, tres jinetes bien distintos el uno del otro en dirección a la cordillera para atravesar hasta el país vecino de Chile. El viaje continuaba acompañado y feliz, más descubrimientos y como no, nuevos ojos para ver aquello que siento.

VER AQUELLO QUE SIENTO / SEE WHAT I AM FEELING

VER AQUELLO QUE SIENTO / SEE WHAT I AM FEELING

El trío, avanzaba a buen ritmo y sin pausas, en el dique Chipoletti compartimos la primera siesta juntos, bueno, debo decir que fue intento de siesta, ya que los aspersores del bello césped de la entrada a la refinería YPF, se conectaban automáticamente como diciéndonos este no es lugar para tres sudados ciclistas como vostros,durante nuestra huida Pablo y su familia pasaban en su auto sin poder vernos de nuevo, una lástima!

Ya bien pasada la tarde, cuando los colores empezaban a ser maravillosos llegamos a Potrerillos, el primer día fueron pocos Kilómetros pero llenos de pasión. Aquella primera noche el río Mendoza nos brindaría un lugar para acampar cerca de la música de sus aguas que también nos ayudaron a refrescar nuestros cansados y sudados cuerpos, rápidamente el sueño se apoderó de mí, creo que soñé, soñé que quería crecer, que quería seguir corriendo riesgos, equivocarme, divertirme, en fin, simplemente seguir rompiendo reglas.

Por la mañana, las aguas del rio me despertaban con su música, el sol azotaba fuerte desde bien temprano, y la carretera dirección a Uspallata empezaba a subir gradualmente, los tres jinetes simplemente gozaban de una bella libertad, y una luz brillante en sus caras simplemente lo confirmaba. Pero… de repente y sin avisar, un fuerte viento de cara hacia su presencia, enviaba de vez en cuando furiosas ráfagas capaces de cambiar las expresiones de nuestras caras, y de golpe todo se convirtió en un silencio al que no le hacían falta palabras.

Aquella noche, la orilla de otro río sería nuestra casa, y uno de sus puentes sería nuestra protección contra el viento, un enorme plato de arroz con lentejas sería la gran sonrisa de mi mundo personal… al acabar, con la barriga llena, bajé el telón de mi día y me dormí sin aplausos.

Al despertar una hermosa luz abrazaba las montañas, pero detrás de mi rodilla algo no iba muy bien, un pequeño dolor a base de pinchazos me devolvía recuerdos de sufrimiento que no quería recordar, pero…

NO QUIERO RECORDAR / I DON´T WANT TO REMEMBER

NO QUIERO RECORDAR / I DON´T WANT TO REMEMBER

Pedalear una bicicleta de 80 kilos más o menos, no es ni difícil ni fácil, es básicamente agresivo para tus articulaciones, a esto, si le añades el viento y subidas se forma un cóctel al que podríamos llamar “Sin Perdón”.

Aún así, mi corazón volvía a latir, mis ojos gozaban con los paisajes, y mi emoción la podía compartir con Salva después de tantos años de soñar con este momento, también lo hacía con el bueno de Aram, ese holandés que ya forma parte de mi mundo y al que cariñosamente llamo “Manolo”, maravillosas escenas, pero mi rodilla me decía, este ritmo no me conviene, y así no podré continuar mucho tiempo, y poco a poco esta realidad se convirtió en hecho, pedalear se me hacía cada vez más difícil, Salva y Manolo seguían a su ritmo, mientras mi dolor aumentaba al igual que aumentaba mi persistente testarudez, yo me decía hacia mis adentros, “De este burro no me bajo ni que me tiren”

Pero llegó el momento en que ya no podía esconder mi frustración, ellos lo notaban, y esa sensación de saber que a lo mejor tendría que visitar a un doctor y a lo mejor descansar algunos días, me erizaban las entrañas, pero el simple hecho de pensar que no podría continuar con Salva me ponía de mala leche, pasamos unos días en Santiago de los que no merecen muchas palabras, y por aquel entonces solo pensaba en llegar a Talca, donde sabía que podría descansar en casa del amable Daniel Miranda y su esposa Ale, con un placer añadido, mi mami Patricia también estaba allí esperándome, esto me daba un poco más de alas.

Saliendo del pueblecito de Tena, después de una alegre noche en el parque de Bomberos, Claudio Reyes y un amigo suyo nos vendrían a recibir, en ese momento ya solo éramos dos jinetes, Salva y yo, Manolo debía quedarse un día más es Santiago para arreglar unos asuntos con su montura, en la carretera presentaciones y esas cosas acompañadas de un suculento desayuno en casa de la suegra de Claudio eran nuestro despertar, y ya llegando finalmente a la ciudad de Talca, mami Patricia y Daniel nos estaban esperando, una sonrisa fiel iluminó todos mis pensamientos a la vez que parecía aliviar mi dolor, sabía que me esperaban días de tomar decisiones, pero esto lo dejaría para más tarde, porque aquel era el momento de felicidad, más abrazos, más sonrisas y esta sensación de sentirte tan querido, cuando pedaleábamos todos juntos, me di cuenta de que solo sigo un camino, el de seguir haciendo lo que quiero hacer.

HACER LO QUE QUIERO HACER / DO WHAT I WANT TO DO

HACER LO QUE QUIERO HACER / DO WHAT I WANT TO DO

Unos alegres días en casa de Daniel y Ale fueron el preludio de la marcha de Salva, sí, Salva se fue, unas lagrimas decidieron descubrir la libertad, mientras una rabia bloqueaba todas mis palabras, pero ya no había vuelta atrás.

Aún así, hoy sigo sonriendo aunque no todos los amaneceres sean maravillosos, sigo llorando porque cada lagrima libre mejora mi existencia, sigo compartiendo lo que soy, porqué se que crezco como persona cuando soy capaz de compartir mis penas y mis alegrías, sigo soñando, porqué quizás algún día mi sueña será aún más verdadero, y claro! Sin dudarlo amo, porque estoy seguro que solo amando recibiré amor..

Desde Talca, donde Patricia, Ale y Daniel me cuidan como un hijo más, seguiré mirando el horizonte, buscaré las huellas de nuevos rumbos.

Aunque mi rodilla hable mal, desearía que la libertad engañara mi cordura y que me transportara allí donde todo sea locura, seguiré mi camino si o si, lo haré hacia los vientos del sur, buscaré los labios de la libertad para poderlos besar.

Por suerte en la vida no se puede jugar con las cartas marcadas, uno tiene que aprender a ganar y perder, hoy estoy perdiendo pero nunca dejaré de apostar.

EL ARTE DE VENCER SE APRENDE EN LAS DERROTAS.

SALUD Y BUEN CAMINO, NANDO.

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