Proyecto solidario contra la pobreza infantil

Congo /

EL MAYOMBE

EL MAYOMBE

Mientras esperamos días siempre mejores, la vida pasa, lenta o rápidamente que mas da, nos ensena a aceptar todo aquello que en realidad tenemos, nos ensena que todo puede llegar a ser relativo o imprescindible, dependiendo de solo nuestras necesidades,aquellas que nosotros mismos creamos mentalmente y que de alguna manera dibujamos nuestros días en nuestro pequeño y complicado cerebro, esto sobre el papel parecerá sencillo, pero creo que lo maravilloso de la vida es que , nunca o casi nunca pasa aquello que queremos.

Y es así que a medida que iba avanzando en el Congo, en mi mapa mental habían deseos y esperanzas, pero la verdad es que me encontraba en una situación en la que solo me quedaban fuerzas para empujar la bicicleta, esto pasaba entre montanas de arena y kilómetros y kilómetros de barro, esto consumía mi paciencia minuto a minuto, me encontraba en el Mayombe como aquí llaman a la selva, un lugar donde todo pasa debajo un inmenso manto de humedad, donde el verde intenso es el color predominante, y donde la solitud llena el resto.

El Mayombe, una riqueza natural, petroleo, madera y belleza, casi todo pertenece a manos de golosas compañías estrangeras, que llegan a provocar emociones que a veces se convierten en llanto, este Mayombe se esta quedando desnudo, se esta construyendo una gran carretera que lo acaba de destrozar, las pobres gentes de las aldeas viven intensas tormentas de arena cada vez que esos enormes camiones rompen su paz, a eso se llama claro evolución, claro!, pero a ellos ahora no les queda ni la suerte de ver las estrellas por la noche, en el Mayombe la humedad roba la belleza del cielo.

Pero también debo decir , que no todo es tristeza, también hay rincones con gentes que a veces me sorprenden tanto que mis ojos se abren desmesuradamente de un blanco muy blanco, y a la vez mis labios forman una gran «O», curiosamente en estos lugares donde la dureza es lo predominante, siempre hay lugar para la alegría, y gentes que se interesan por ti, son muy curiosos y les encanta explorar.

Y así poco a poco, conseguí llegar a Dolisie, no sin problemas claro, pero ya casi olvidados,solo queda el triste rodar de una llanta que ya no es redonda pero que aun se resiste a abandonar.

Dolisie, tercera mayor ciudad en este Congo, llena de polvo, color y paz, lugar donde uno incluso puede llegar a tener acceso a internet, donde uno puede gozar de sus gentes, como yo con la familia del señor Gastón, un asistente social que me ha abierto las puertas de su familia, de sus suenos y compartirlos conmigo, ya hace días que hablamos de todo, aunque a veces la tradición africana es tan fuerte que siento el impulso de tener que cambiar de tema.

El me insistió que fuera a la radio, donde accedí y nos reímos mucho, donde puede expresar mis deseos de ayudar, a la vez que mis inquietudes, y mientras todo esto ocurría, alguien dijo la palabra, pigmeo, mi corazón pareció entender el mensaje, y solo dos días mas tarde, me dirigía con montones de ropa y medicamentos que había comprado, a petición de sus necesidades.

Me dirigía con el coche de ayuda social hacia Kukebecane, una aldea bantu, que sirvió como base de nuestro encuentro a defecto que la aldea pigmea es inaccesible por coche, ellos son la comunidad de Dibindu.

Llegamos allí, obviamente con horario africano, mas de dos horas de retraso!, mi rabia de blanco me consumía en la vergüenza, pero mi sorpresa fue , que cuando llegamos ellos todavía no habían llegado, me sentí aliviado pero a la vez pensé, Joder, donde cono están?

Pero pronto a lo lejos, unos puntos se convertían en manchitas, luego en borrón, luego en figuras hasta que delante de mi tenia al señor Ngot, jefe de la aldea, una enorme y desmesurada chaqueta verde made in Armani, lo transportaba, nos saludamos su sonrisa era nerviosa, la mia también !!

Poco a poco la cabaña preparada para la ocasión rompía el silencio entre gritos y sonrisas, se formo un gran circulo, unas 80 personas, Ngot, el presidente bantu, el director del servicio social y yo presidiamos el acto, mejores sillas o mejor dicho con sillas, como manda la tradición, había una alegría que solo ellos llegan a entender, para mi todo parecía demasiado serio, y solo los niños con su complicidad conseguían romper mi ignorancia con sus bellas y sinceras sonrisas.

GAMBADA

Pigmeo si, pero con chaqueta de lujo, je je

Hablamos, aplaudimos y de la misma manera que todo empezó, todo se acabo, unos puntitos se desdibujaban en el horizonte, desaparecían felices, volvían a su realidad, pasaron muchas cosas, y hoy solo unas fotos y maravillosos recuerdos es el único vestigio en vida, para mi un deseo hacia ellos, y para ellos decir que me hablaron que desde las ventanas de su corazón solo pueden ver altas alambradas, y que hoy gracias a mi y aunque solo sea por unas horas, han conseguido saltarlas y tocar un poquito la libertad de hacer una excepción delante de las normas establecidas.

Yo me fui feliz, y al llegar de nuevo a Dolisie la ciudad también me agradecía el acto, así es esta maravillosa África amigos…

Y ahora recuperando mi triste y aburrido mapa mental, puedo ver unos verdes puntitos que me hablan de esperanza, y que como siempre quiero agradecer a todos aquellos que me ayudais a llegar hasta ahi, gracias Gabriel, Daniel, Gastón y familia, por abrirme vuestras puertas, gracias a los que habéis hecho realidad esta donación que esta vez desean ser anónimos, gracias señor Ngot por hacer que los pigmeos no sean como siempre los hemos imaginado, gracias al Mayombe por dejarme llegar hasta aquí.

Unos puntitos desaparecían en la selva, el sonido alegre de unos cantos me hablaban de alegría, la selva, donde no se puede ver el cielo, pero donde se puede tocar la esperanza.

EL MAYOMBE, DESCARADAMENTE VERDE.

SALUD Y BUEN CAMINO, NANDO.

EN EL SILENCIO SE ENCUENTRA EL MAYOR RESPETO.

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