Proyecto solidario contra la pobreza infantil

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EL DÍA DESPUÉS

EL DÍA DESPUÉS

Con el descubrimiento de nuevas regiones aquí en Sur África, y muchas veces con la atónita sorpresa de encontrar maravillosos paisajes que te transportan a paisajes lunares, a la vez que gozando unos días de la agradable compañía de mi queridísima Jess, comparto estos días en que las gentes de este país gozan de la esperadas vacaciones de verano, no para todos claro!.

Me siento feliz y aunque Gambada está esperando que este país vuelva a la normalidad, para dar algunas charlas, y también ayudar a un orfanato, dedico mi tiempo también a gozar, soñar y trabajar para seguir creyendo en lo que estoy haciendo.

Pero aún así estos días me llenan de diferentes y extrañas sensaciones, aquí todo parece ir lento, incluso los emails parecen lentos, el correo es lento… Pero son días de fiesta y las gentes, aunque sus realidades les azotan, parecen estar contentos en estos días, aunque a mi todo esto me transporta a esos mundos incomprensibles de consumismo, que las sociedades occidentales están implantando a fuerza de si o si.

Aquí no hace falta ser fiestas o vacaciones, para continuar seguir viendo esos pobres trabajadores, que hacen que los engranajes de los países funcionen, sin ellos el mundo se pararía, incluso en fiestas, doblan sus cuerpos como si fueran enormes «L», para seguir trabajando duro, sea Navidad o fin de Año, y solo levantar la mirada de vez en cuando al ver pasar enormes 4×4, arrastrando un interminable barco, navegando en busca de preciosas playas como las que hay por aquí en Ciudad del Cabo.

He regresado para pasar el fin de año, preparando mis mejores deseos sobre todo para aquellos que tanto lo necesitan, y que para ellos el fin de año es como para mi un solo día más, y el día después para algunos una gran resaca de excesos y cansancio de muchísimos, para otros sigue siendo un sueño el despertar otro día.

Estos otros, no tienen tanta suerte como yo, (digámoslo así), la suerte de poder pasar horas en el jardín de una maravillosa casadelante del océano, incluyendo su preciosa puesta de sol, para esperar el día después.

Fui invitado a una fiesta de esas donde nadie se conoce, donde todas las pieles eran blancas, y la mayoría de sonrisas eran extremadamente falsas, no me gustan nada estos días, y que decir de estas fiestas, la espera de la medianoche fue eterna, viendo como esos personajes en busca de aun no se bien el que se abandonaban a los efectos del alcohol como siempre claro, algunos también como siempre acababan mojando sus preciosos vestidos de fiesta dentro de una ridícula piscina de plástico y así sonaron las doce y seguía sin conocer a nadie, a las doce y un minuto me dirigía hacia casa confirmando que para mi el fin de ano no tiene mas que el significado de un día más.

Caí molido en la cama para soñar y poder despertar feliz en un nuevo día sin importarme demasiado el año, pero el día después desperté con la añoranza de volver a estar en la África que yo quiero, en la África que necesita ayuda, el día después eché de menos los felices días pasados con Jess, el día después fui hacia otros paisajes lunares, un barrio pobre de al lado de Hout Bay, allí vi niños jugar felices y me di cuenta otra vez de que los niños pobres son tan felices como los niños ricos porque no pueden añorar una forma de bienestar que no conocen. También me di cuenta que a veces una gran caída tiene mucho más éxito que la proeza de andar sobre una cuerda atada a una gran altura.

gambada

No toques el huevo

El día después fue un día más que deseo que me lleve a descifrar y comprender las cicatrices que dibujan el mapa del mundo, y que a la vez algún día desaparezcan para siempre esos asesinos que son los peores ladrones, son aquellos que roban a sus victimas lo más valioso que tienen, su pasado y su futuro.

En un barrio muy pobre, unos niños jugaban felices, parece ser que el Padre Noel no se acordó de ellos, pero a decir verdad tenían todo lo que necesitaban su propia y alegre vida.

Y así recordando bellos paisajes y sonrisas unas palabras de Jess, corrían en mi memoria y ella decía:

Por muchas barreras y luchas que hayan, al final de todo nuestros sueños se recompensaran si conseguimos hacerlos realidad y serán la luz que brilla sobre nosotros.

Recordando que mi mundo tiene nombre y ese es Gambada ya que gracias a vosotros, me siento privilegiado de ser y estar donde estoy y como soy, y todo esto guste o no, es mi vida, son mis días y así seguiré fiel a ellos hasta que lleguen a su fin. Y así el día después de algún nuevo año puede que haya realizado otro gran sueño, ese de repartir esperanza a todos esos que lo necesitan.

EL DÍA DESPUÉS

SALUD Y BUEN CAMINO, NANDO.

VIVE COMO PIENSAS, NO PIENSES COMO VIVES.

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